sábado, 4 de abril de 2009

LA MENTIRA


“Abomina el Señor los labios mentirosos; los que obran fielmente esos le son gratos.” Proverbios 12:22


Todo lo que hacemos y decimos debe basarse en la verdad; las mentiras establecen una base vacilante en cualquier relación. Las mentiras se dan en cuatro formas principales: engaños, verdades a medias, exageraciones.


ENGAÑOS


¿Por qué algunas gentes practican el engaño? Muchos lo hacen por una ganancia financiera, por ventajas sociales, para esconder actos inmorales, o para obtener otros “beneficios”. Jacob, cuyo nombre significa “tramposo”, conspiró junto con su madre y engañó a su padre para que le diera la bendición de primogenitura que le pertenecía a su hermano Esaú (Génesis 27). Cuando Esaú descubrió el engaño amenazó con matarlo. Jacob fue obligado a irse del pueblo y a ir a vivir con su tío Labán. A pesar de eso tuvo que cosechar las semillas de engaño que había sembrado. Labán engaño a Jacob casándolo con su hija Lía, a quien Jacob no amaba. Labán además engañó a Jacob cambiándole varias veces los términos de su acuerdo de trabajo. Jacob fue obligado a trabajar 14 años para casarse con Raquel, a quien él amaba. Finalmente, como dejó de ser engañador y se arrepintió, Dios lo bendijo más allá de su salvaje imaginación.
Comprometerse con el engaño es una bofetada en la cara de Dios y tiene terribles consecuencias. Cuando decidimos no confiar en que Él manejará una situación, nosotros, en esencias, estamos decidiendo que Él es un mentiroso y que está renegando a su promesa de satisfacer toda necesidad. Procedemos entonces a actuar a nuestra manera por cualquier medio que consideremos necesario, aún hasta engañando. Haciendo esto estamos perdiendo la buena vida que Dios tiene planeada para nosotros.


VERDADES A MEDIAS


Interesante que la palabra “integridad” derive de “entero”, que es un término matemático. Un entero es un número completo, lo opuesto a una fracción. Cuando somos íntegros, decimos la verdad completa y no solo una fracción o parte de ella.


EXAGERACIONES


¿Embellece usted sus historias frecuentemente para obtener mayor atención de quien lo escucha? Exagerar puede parecer inofensivo, pero es otra forma de mentir. El peligro al exagerar es que las personas que están familiarizadas con la propensión de una persona a estirar la verdad, descontarán todo lo que ella diga. Esta es la paradoja de la exageración; una persona estira la verdad para que ésta suene más creíble, pero entonces pierde su credibilidad porque exagera. Varias personas estiradoras de la verdad. Sus palabras favoritas incluyen términos absolutos como: “todos”, “nadie” y “siempre”. Sus amigos bromeando advierten, “Ahora, tu sabes que solo debes creerle la mitad de lo que diga.” Que terrible acusación. ¿Es así como le gustaría que lo vieran?
· Satanás es el padre de mentira Juan 8:44.
· La verdad es Cristo (Juan 14:6)
La mentira igual que todos los pecados no se desarrolla de la noche a la mañana. Se desarrolla con el tiempo. El hábito de mentir que algunos jóvenes tienen no es problema que sólo aparece en los momentos de “angustia” sino que muchas veces ya es un hábito de mentir desarrollado. Es como un deporte, que para ser bueno en él hay que practicar y practicar. El deporte de muchos jóvenes es mentir. Mienten sólo para hacerse ver mejor, para darle realce a cosas insignificantes.
Hay varias maneras para prevenir la mentira:


Consejo 1: No cometas errores si sabes que sus consecuencias te harán mentirle a alguien.
Algunos jóvenes cometen errores sabiendo que esto traerá su debida retribución, pero, aún así lo hacen. Después cuando han cometido el error y las consecuencias las tienen encima el recurso de salida de último momento es mentir. Lo correcto sería arrepentirse, pero, ellos lo que hacen es mentirle a sus padres, mentirle a sus amigos, mentir a la iglesia y de esa manera se van volviendo más y más mentirosos.
Antes de cometer un error piensa en las consecuencias y si alguna vez los cometes es mejor ser sincero. Recuerda, que sí a ti no te gustaría que te mintieran no lo hagas tú a otras personas, ya que si lo haces no tendrás ningún derecho de reclamarle a los demás.


Consejo 2: Comprende la naturaleza de la mentira.


Un segundo consejo para dejar de ser mentiroso es comprender el alcance y magnitud de la mentira.
La frecuencia en que la gente comete los pecados hace que éstos mismos hagan diferencia entre pecados grandes y pequeños.
Por ejemplo, si se habla de adulterio la gente dice: “Ese fue un pecado grande.” Si se habla de mentir la cosa es diferente. La gente habla incluso de “una mentira piadosa” o “valía la pena mentir.” Pero, nosotros sabemos que eso no es así. Para Dios no hay pecado grande ni pequeño.

Consejo 3: Imita a Jesús.


Jesús es el ejemplo de la verdad. El Señor nunca ha dicho una mentira. Todo lo que ha dicho o ha hecho y jamás ha quedado mal con nadie, pues, la verdad está en él.
Hablar de la verdad trasciende el pensamiento humano, va más allá de los límites de nuestro entendimiento. Al hablar de la verdad estamos hablando de Jesús. Para ser practicantes de la verdad hay que vivir como Jesús, y sólo los que han creído plenamente en él pueden vivir en sus caminos.