jueves, 7 de agosto de 2008

SOBRE TODA COSA GUARDADA, GUARDA TU CORAZÓN: PROVERBIOS 4:23


Cuando amamos o queremos a alguien realmente, tomamos la decisión de velar por el bienestar de esa persona, sin importar muchas veces cuánto nos cueste o lo que esto implique.

A diferencia de lo que la mayoría de las personas piensan y de lo que la sociedad vende, amar, no es una emoción, es una decisión. Es tener la convicción de que por el bienestar de alguien podemos dejar a un lado nuestros beneficios, y aparte de eso, queremos entregarle lo mejor de nosotros.

Imagínate que un joven quiere ser publicista, su papá y su mamá lo apoyaron en todo, pues su padre es publicista.

Cuando este joven entro a la universidad tuvo la necesidad de comprar una cámara fotográfica y ansioso llegó a su casa a decirle a sus padres lo que necesitaba. Cuando su papá lo escuchó, recordó que la cámara que el había usado durante su paso por la universidad estaba guardada en algún lugar de su cuarto y sintió el deseo de buscarla y dársela a su hijo, aunque la cámara ya estaba vieja pensó que con hacerle unos cuantos cambios, ésta podría funcionar.

Su padre feliz fue a sacar la cámara de donde la tenía guardada y vio el estado en que estaba, la cámara estaba toda desarmada, tenia el lente y varias de sus partes quebradas. La cámara estaba peor de lo que el pensaba y mientras veía las partes que se habían dañado recordaba las veces que, sin pensar en el futuro, no le puso atención a su cámara porque pensó que ya no era importante y que era un simple recuerdo de su juventud. Sin embargo, movido por el amor hacia su hijo hizo su mejor esfuerzo y trató de repararla pegando todas las piezas que estaban partidas, hasta le compro un lente nuevo de forma que la cámara luciera como nueva.

El padre muy contento de poder compartir con su hijo ese tesoro, corrió y le dijo: quisiera darte un regalo muy especial, nunca pensé que fueras a ser publicista y por eso no la cuidé como debía, pero hice mi mayor esfuerzo por arreglar esta cámara que fue la que me acompaño en mi paso por la universidad y quiero regalártela para que te quedes con ella.

Después de recibir la cámara de manos de su padre y cogerla para observarla, la cámara se fue desarmando poco a poco hasta quedar peor de lo que estaba antes y por muchos intentos que hicieron para arreglarla, nunca volvió a ser igual.

Mientras que somos jóvenes nunca pensamos en qué le vamos a ofrecer a la persona que va a acompañarnos el resto de nuestra vida y por eso no manejamos de manera adecuada nuestra vida emocional, ni sexual. Generalmente pensamos en que tenemos mucha vida por delante y que no es tiempo de pensar en matrimonio y que las consecuencias de tener una vida sexual activa las podemos “contrarrestar” protegiéndonos, usando preservativos o anticonceptivos, muchas veces sin saber que lo primero que debemos proteger es nuestro corazón para que no termine como esa cámara, que aunque fue entregada con mucho amor ESTABA INCOMPLETA, ROTA, USADA… EN POCAS PALABRAS… INUTIL.

Cada vez que nos involucramos emocionalmente con alguien, sea cual sea la razón de estar juntos, estamos dejando ahí un pedacito de nuestro corazón y ni que decir de las relaciones sexuales, cuando tenemos relaciones sexuales no solo dejamos un pedazo de nuestro corazón sino que también creamos una ligadura con la persona con la que estuvimos haciendo más traumático y doloroso el rompimiento o el fin de la relación.

No creas que porque no conoces a la persona con la que te vas a casar o que porque ahora piensas en que es mejor no casarse te vas a quedar solo y nunca te vas a enamorar.

El hombre y la mujer fueron creados para estar juntos, PERO, bajo las reglas de su creador y fueron creados para que cuando se unieran fueran uno solo, no dos ni tres, es decir que no es correcto delante de Dios que estés con varias personas al mismo tiempo ni durante la juventud. En el mundo hay una persona perfecta para ti, que de pronto por afán, no logres conocer.

Si no quieres que a la hora de entregarle todo tu amor y tu corazón a la persona que te va a acompañar el resto de tu vida y ayudar a cuidar a tus hijos, tu corazón esté como la cámara que ese padre nunca cuidó porque no sabía que su hijo la iba a necesitar, no gastes ni tu tiempo, ni tu energía, ni tus sentimientos buscando una relación de noviazgo, los novios durante la juventud llegan y se van como las olas que el viento arrastra, mientras que los amigos que cultivas durante tu juventud son los que realmente te van a querer y a apoyar cuando seas adulto y tengas responsabilidades mayores. En cambio los novios a una edad madura, se casan y forman un hogar, mientras que los amigos que consigues siendo adulto generalmente están contigo porque tienen algún interés o porque de alguna manera tu compañía los beneficia.

Todo tiene su tiempo, este es tiempo de crecer, madurar y cultivar buenas amistades; luego llegará el tiempo de escoger la pareja que ames y que estará contigo: “hasta que la muerte los separe”.

Piensa si el estado en que está tu corazón es digno de ser entregado como regalo el día que conozcas a la persona que amas y que te acompañará el resto de la vida, ¿está tu corazón completo?

No en vano el Señor nos pide que sobre toda cosa guardada, guardemos nuestro corazón; porque de él mana la vida.

Afortunadamente tenemos la posibilidad de que nuestro corazón no solo sea reparado y sanado de las heridas que tiene, sino que tenemos la oportunidad de que sea hecho de nuevo, porque Dios no repara, Dios restaura, hace las cosas nuevas y se olvida de las antiguas descargándonos de todos los sentimientos de culpa que ya tenemos o que tendremos cuando nos demos cuenta que no guardamos ese tesoro para la persona que realmente se lo merecía.

Escrito de la autoría de:

Laura Monsalve

No hay comentarios: