viernes, 26 de septiembre de 2008

CON LA PINTURA TAMBIÉN SE ADORA




La adoración a Dios tiene números significados y expresiones. Normalmente se ha asociado con la música, pero hay otras expresiones como la escultura, la pintura, la publicidad, la actuación, el cine en las cuales podemos darle nuestra mejor ofrenda a Dios. Algunos significados de adoración son:

  • Comunicación del Espíritu de Dios con el espíritu del creyente
  • Es amor extravagante y obediencia extrema
  • Conversación entre Dios y el hombre
  • Es ofrendar a Dios
  • Resultado de la comunión de amor entre Dios y el hombre
  • Acto de gratitud a Dios

La pintura durante siglos ha sido una expresión por parte del hombre de sus emociones más profundas. El arte clásico que tuvo su nacimiento en la antigua Grecia fue el punto de partida para el desarrollo de esta importante disciplina durante la historia de la humanidad y aunque hoy hay una gran proliferación de vanguardias artísticas que han intentado romper con los principios clásicos, estos siempre prevalecerán a través de la historia. Los cuatro principios fundamentales del arte clásico son belleza, armonía, permanencia y equilibrio.

Desde este punto de vista como jóvenes cristianos podemos expresar igualmente nuestras emociones más profundas de adoración a Dios a través de la pintura. Hoy en día es difícil encontrar artistas cristianos ni aún información en Internet sobre el tema. Pero a través de la pintura, el Espíritu de Dios se manifiesta para igualmente dar a conocer revelación profética que permita la edificación y exhortación de la iglesia. Todo esto es posible si le entregamos este don al Señor y permitimos que El nos utilice para ser canales de bendición a través de la pintura.

Pero lo más importante de entender es que nosotros mismos somos obras de arte en las manos de nuestro Creador (Filipenses 1: 6). Y como obras de arte nosotros debemos guardar también los principios fundamentales:

Belleza (Salmo 45: 11): Somos creación hermosa de Dios y debemos conservarnos siempre bellos y no perder nuestra fragancia. Esto se logra llevando una vida llena de rectitud y de comunión con nuestro Padre Celestial. Podemos ser bellos interna y externamente si permitimos que el espíritu de Dios habite en nosotros. Nuestro rostro se hermosea cada día más, cuando permitimos que Dios moldee nuestra vida.

Armonía (Filipenses 4: 18) : Dios nos ha hecho armoniosos delante de sus ojos. De tal manera que debe existir coherencia en todo lo que hacemos para ser agradables delante de Él. La armonía está en entregarle todas las áreas de nuestra vida a Dios para que El pueda fluir y todo nuestro ser este lleno de una belleza proveniente de lo alto.

Permanencia (Juan 15: 7): Lo más importante no es llegar sino permanecer. Así como las grandes obras de arte fueron hechas para que prevalecieran durante siglos, igualmente Dios tiene un propósito con nosotros y debemos permanecer en El y ser sujetos, para que nuestras buenas obras (obras vivas) prevalezcan en el corazón de muchos y sus propias vidas sean transformadas.

Equilibrio (1 Samuel 16: 18): Debemos ser equilibrados y no permitir que nuestras emociones sean gobernadas por nuestra propia voluntad (que es donde se presenta caos y desequilibrio en nuestra vida). Cuando nuestras emociones son controladas por el espíritu nos trasformamos en jóvenes llenos de prudencia, al cual es el fundamento de toda sabiduría divina. En tal sentido habrá un control absoluto en nuestra forma de pensar, hablar y actuar.

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