domingo, 4 de octubre de 2009

DERRIBANDO LAS MURALLAS ESPIRITUALES


Hay cantidad de fortalezas espirituales que nos impiden avanzar y tener una vida plena con Cristo. Estas fortalezas pueden estar aún en nosotros mismos y es necesario derribarlas para poder tener conquistas importantes en el campo espiritual. Estas murallas impiden que podamos tener una relación de nuestro espíritu con el espíritu de Dios y al mismo tiempo nos impide relacionarnos adecuadamente con los demás para poder llegar al más alto nivel de santidad que es el amor. Vamos cuales son las fortalezas que impiden experimentar una verdadera libertad espiritual.

1.El Temor : Fil. 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

El temor es una muralla espiritual que nos impide crecer, cumplir metas, asumir responsabilidades, aumentar nuestra fe, comunicarnos, relacionarnos adecuadamente con los demás.
La clave para vencer todos nuestros temores, angustias, miedos es refugiarnos en Cristo. El está como poderoso gigante delante de nosotros para protegernos y llenarnos de valor para afrontar cualquier situación o circunstancia.

2.El orgullo: Col 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;

El orgullo es una muralla espiritual que nos impide reconocer nuestros errores, entregarle nuestras cargas al Señor ( Yo puedo solo), sujetarnos y depender de Dios.


Para vencer el orgullo tenemos que ser humildes, así como Cristo lo fue, que se rebajó siendo Dios para entregarse por nosotros.


3.El egoísmo: Juan 15:12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado


El egoísmo es una muralla que nos impide trabajar en equipo y amar a los demás. Evita que podamos cumplir el mandamiento que nos dejó Cristo. Nos impide igualmente amar a Dios.
Para derribar el egoísmo tenemos que aprender a ver a los demás importantes y entender que todos somos un complemento del otro. Aceptar que tengo fortalezas y debilidades.

4. Pecados ocultos: 1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.


Los pecados ocultos son una muralla que nos impide experimentar sanidad interior y libertad.

Para vencer esta muralla es necesario confesar nuestros pecados ocultos primeramente delante de Dios y después delante de aquel líder o pastor que te puede ayudar.

No te reprimas: Llénate de valor, reconoce tus errores, ten confianza en Dios y confiesa tus pecados.

No luches solo contra la droga, la pornografía, la fornicación, el engaño, el robo, la brujería…. Acude a Cristo que solo él te ayudará.


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